Por Juan David Rodríguez Baquero
El padre Francisco de Roux S.J. se refiere en su texto (sobre globalización y desarrollo) especialmente a las comunidades regionales, como lo es el Magdalena Medio. Su preocupación en que con el gran avance técnico y tecnológico en las comunicaciones y en la forma de relacionarse con otras personas, se ha ido perdiendo el respeto a la dignidad humana.
El primer dilema que trata es sobre si todas las personas valen lo mismo o no, y las implicaciones que esto trae en un ambiente de guerra donde la ambición genera asesinatos de los ‘más importantes’. Después se refiere a la prioridad de las personas sobre los negocios. El problema en este punto es que cualquier cosa que amenace a los negocios o las corporaciones es también una amenaza contra la forma de funcionar la sociedad, la forma que permite generar utilidades en dinero. La diferencia entre una opción o la otra, es buscar alternativas que permitan cambiar. El tercer dilema es cómo entendemos el desarrollo, una forma sostenible de posibilidades o una expansión descontrolada de ganancias a costa del territorio. Para lo anterior propone unos medios que permitirían el desarrollo sostenible. Se debe buscar:
• Orientar el proceso productivo a producir la vida que la gente quiere vivir a parir de sus derechos humanos.
• Hacer crecer la vida de una comunidad invirtiendo utilidades en la expansión de la producción, la acción social, la infraestructura, y el medio ambiente.
• Proteger la calidad de vida de los habitantes.
• Promover la participación de la comunidad en todas las etapas del proceso productivo.
El cuarto dilema es sobre a quién le corresponde la iniciativa del desarrollo, a la comunidad o al estado. Las comunidades del Magdalena Medio adoptaron la “propuesta” para acabar con la exclusión y alcanzar la justicia y paz.
La respuesta a estos dilemas se basa en ejercer los papeles de diversos niveles (económicos, sociales, etc.) construyendo desarrollo para la gente.
El primer dilema que trata es sobre si todas las personas valen lo mismo o no, y las implicaciones que esto trae en un ambiente de guerra donde la ambición genera asesinatos de los ‘más importantes’. Después se refiere a la prioridad de las personas sobre los negocios. El problema en este punto es que cualquier cosa que amenace a los negocios o las corporaciones es también una amenaza contra la forma de funcionar la sociedad, la forma que permite generar utilidades en dinero. La diferencia entre una opción o la otra, es buscar alternativas que permitan cambiar. El tercer dilema es cómo entendemos el desarrollo, una forma sostenible de posibilidades o una expansión descontrolada de ganancias a costa del territorio. Para lo anterior propone unos medios que permitirían el desarrollo sostenible. Se debe buscar:
• Orientar el proceso productivo a producir la vida que la gente quiere vivir a parir de sus derechos humanos.
• Hacer crecer la vida de una comunidad invirtiendo utilidades en la expansión de la producción, la acción social, la infraestructura, y el medio ambiente.
• Proteger la calidad de vida de los habitantes.
• Promover la participación de la comunidad en todas las etapas del proceso productivo.
El cuarto dilema es sobre a quién le corresponde la iniciativa del desarrollo, a la comunidad o al estado. Las comunidades del Magdalena Medio adoptaron la “propuesta” para acabar con la exclusión y alcanzar la justicia y paz.
La respuesta a estos dilemas se basa en ejercer los papeles de diversos niveles (económicos, sociales, etc.) construyendo desarrollo para la gente.